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jueves, 21 de junio de 2012
El Salón Jóvenes con FIA intenta desnudar la realidad
20 jóvenes artistas exponen sus obras en el salón desde el sábado.
Ara Koshiro tomó un mapa de Venezuela, lo despojó de algunos estados -cuyos pedazos arrojó literalmente al suelo- y bautizó su obra como Lección de historiografía (2010). Juan Toro Diez fotografió manchas de sangre y algunos de los rostros de las muertes violentas ocurridas en el país en los últimos años, y llamó su pieza como Nadie se atreve a llorar... dejen que se ría el silencio (2012).
Así se inicia el recorrido de la edición número 15 del Salón Supercable Jóvenes con FIA, que inaugura este sábado en la sala de exposiciones del Centro Cultural BOD-Corp Banca de La Castellana bajo el lema Quince años: El vínculo social.
Alberto Asprino y María Luz Cárdenas, curadores del salón, sostienen que este año la idea era desnudar la realidad del país, retratarla, diseccionarla y ventilarla sin ningún tipo de "maquillaje".
Para ello seleccionaron el trabajo de 20 jóvenes artistas venezolanos: Florencia Alvarado, Arnoll Cardales, Deva Dásis, José Joaquín Figueroa, Néstor García, Jonathan Lara, Marco Montiel-Soto, Gabriel Pérez, Conrado Pittari, Daniela Quilici, José Perozo, Armando Ruíz, Gerardo Rojas, Juan Salas, Carlos Luis Sánchez, Leonardo Sendrea, Rafael Serrano, Sofía Simón, Eliseo Solís, Mairyseth Vargas; y del creador colombiano Marcelo Verástegui.
Algunos prefirieron plasmar su trabajo en fotografías. Otros eligieron la pintura como soporte. Y unos pocos acudieron a las instalaciones para poner a Venezuela bajo la lupa. Y aunque los tópicos temáticos abordados son diversos, Alberto Asprino advierte que hay alguna que otra coincidencia.
En las piezas está retratada la violencia y la inseguridad del país, pero también la lucha por el poder, así como las fracturas que muestra la sociedad actual, los desplazamientos y migraciones de sus habitantes, las nuevas tipologías sociales y los autorretratos íntimos y urbanos; amén de los nuevos mapas,reales o imaginarios, que se han trazado en la ciudad.
Marco Montiel- Soto, por ejemplo, muestra una imagen de Simón Bolívar que él ha intervenido con una máscara de tigre para "devolverle simbólicamente la fiereza de un lenguaje deteriorado y desvalido", en palabras de Alberto Asprino.
Deva Dásis, que se presenta como un defensor de los derechos humanos de las prostitutas, expone tres obras en la que tres mujeres ofrecen públicamente sus servicios amatorios, y que él ha bautizado como Este señor me da asco, ¿Cómo estará mi hija? y Mi familia sabe que hago esto.
Mientras que José Perozo colgó de la pared cinco telas a las que estampó las frases "A imagen y semejanza", "Rol", "Clóset", "Señor ten piedad" para abordar el tema del autorretrato del género y la negación del otro. Y Leonardo Sendrea cambió el rostro de un grupo de personas por el de gorilas feroces en su instalación o ensamblaje gráfico Elyoustedestodos (2011), acaso para demostrar que "somos animales" y que los artistas jóvenes también tienen necesidad de gritar", según la lectura particular que ha hecho el también artista plástico Alberto Asprino.
"La realidad está puesta en blanco y negro", asegura Asprino, para quien el grupo de jóvenes artistas se ha convertido "sin medias tintas ni ningún tipo de veladuras" en protagonista de su propia realidad.
"Es lo humano lo que se retrata aquí. No solo nos preocupa el país sino también la identidad que cada quien asume como una realización existencial", remata el curador, que el sábado abrirá las puertas de un nuevo Salón Jóvenes con FIA para recordar que el país sigue allí... pese a su intensa realidad social.
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